
Cuando pensamos en el duelo la mente suele asociarlo a la pérdida de un ser querido. Sin embargo, el proceso de duelo es mucho más amplio y multifacético. Las pérdidas no sólo se limitan a la desaparición física de una persona; también se experimenta duelo cuando se pierde una relación de amistad, un trabajo, una rutina, o cualquier otro cambio significativo en nuestras vidas.
En cualquier forma de duelo, el proceso de aceptación es vital. Aceptar una pérdida no significa estar de acuerdo con ella, sino reconocer su impacto en nuestras vidas y permitirnos sentir el dolor asociado. Este proceso, en muchas ocasiones, no es lineal y puede requerir tiempo y paciencia. Aquí es donde el acompañamiento juega un papel fundamental. Contar con alguien que nos apoye, nos escuche y nos ofrezca consuelo es necesario para transitar por el camino hacia la aceptación y adaptación.
El entorno laboral es otra esfera donde el duelo puede manifestarse. La pérdida de un empleo no sólo implica un cambio económico, sino también una transformación en nuestra identidad y rutina diaria. Nuestro trabajo, en muchos casos, define quiénes somos y nos proporciona un sentido de propósito. Al perder este componente, el proceso de adaptación puede ser arduo y es esencial contar con apoyo de amigos, familia o profesionales, para navegar esta transición.
Por ello, a través de nuestro proyecto de servicios de coaching, estamos convencidos de que involucrar a la empresa en el acompañamiento de sus empleados hacia la jubilación fortalece la moral, retiene el conocimiento y refuerza la responsabilidad social, beneficiando tanto a la empresa como a sus empleados y fomentando el crecimiento personal y profesional mediante la integración de valores humanos y sociales.